domingo, 5 de junio de 2016

ALMERÍA, HISTORIA DE UNA DESERTIZACIÓN


Por Mariano Simón Torres
Catedrático de Edafología y Química Agrícola
Extraído de la revista NovaCiencia
Adaptado por Marcos Diéguez

En 1748 las sierras almerienses estaban cubiertas de once millones de árboles como encinas, robles, pinos y madroños. La aridez del terreno, unida a una deforestación salvaje que tuvo su punto más trágico en pleno auge de la minería, provocó que se llegaran a subastar hasta las raíces de las encinas como combustible. El cambio climático amenaza ahora con terminar de convertirnos en un desierto.
(...) hasta hace aproximadamente 70.000 años, el clima de la Península Ibérica era, (...) más húmedo que el actual (de tipo subtropical) y dio lugar a la formación de los suelos altamente evolucionados de color rojo que (...) se encuentran repartidos por toda la geografía española.
En el periodo comprendido entre hace 10.000 y 70.000 años el clima cambió drásticamente, dando paso a la implantación del último gran episodio frío cuyas huellas (circos glaciares, valles glaciares, morrenas, etc.) aún se conservan perfectamente dibujadas en Sierra Nevada. Incluso en el desierto de Tabernas se pueden observar morfologías originadas por los procesos de hielo-deshielo de esta época fría.
En los últimos 10.000 años el clima sufrió un nuevo cambio. Por un lado, la temperatura experimentó un progresivo incremento y, por otro lado, la humedad y la temperatura se distribuyeron a lo largo del año configurando las estaciones tal y como hoy las conocemos. Es decir, el clima mediterráneo caracterizado por veranos secos y cálidos e inviernos fríos y húmedos(...) Es en este periodo cuando empiezan a aparecer los episodios áridos, el primero de los cuales parece ser que ocurrió hace aproximadamente unos 7.000 años. (...) Si tenemos en cuenta que la meteorización de los suelos está directamente relacionada con la actuación conjunta de la humedad y temperatura, se comprende que, al instaurarse el clima mediterráneo, dicha meteorización disminuye en el verano por falta de humedad y en el invierno por bajas temperaturas; lo que, en su conjunto, se traduce en una menor evolución de los suelos.
En 1878, los trabajos del ingeniero de minas belga Hemi Siret llevaron al descubrimiento en Almería de una cultura que convivió con los primeros pobladores de la Península, íberos y celtas. Nos referimos a la del poblado de los Millares (Santa Fé de Mondújar, Almería), que data de hace unos 5.000 años y cuyo grado de desarrollo técnico y cultural sobrepasó los límites de sus murallas y se extendió por todo el sur y levante peninsular.
Algunas observaciones realizadas en estos asentamientos indican que el Río Andarax era navegable desde los Millares hasta su desembocadura. Por tanto, si bien el clima mediterráneo se instauró hace 10.000 años, ha debido de experimentar cambios sustanciales a lo largo de todo este tiempo, ya que en la actualidad el Andarax se ha convertido en una rambla y sólo lleva agua en los esporádicos eventos fuertemente lluviosos. (...)
Estos cambios, como corresponde a los cambios naturales, debieron de ser muy progresivos y la vegetación tuvo tiempo de ir adaptándose a condiciones cada vez más secas; de forma que, si bien la naturaleza de la vegetación fue cambiando, la cubierta vegetal era relativamente densa y especies como encinas, robles, pinares y madroños, entre otras, se distribuían por la superficie de la provincia.
Los cambios ocurridos a partir de aquí hay que asociarlos a las particulares condiciones geológicas de Almería, con una actividad tectónica, volcánica e hidrotermal muy activa. Las inyecciones hidrotermales a través del complejo sistema de fallas que se creo por la actividad tectónica y volcánica, dieron lugar a vetas ricas en los más diversos metales (hierro,plomo, cobre, plata e, incluso, oro); lo que propició, desde muy antiguo, la importante actividad minera en la provincia.
Las primeras explotaciones mineras de las que se tiene constancia son las del poblado de los Millares, cuyos habitantes descubrieron la utilidad del metal que dio nombre a su época (La Edad del Cobre). Posteriormente, las prácticas agro-pecuarias y mineras durante la época romana deforestaron parcialmente la provincia, desapareciendo importantes masas de encinas, cipreses y avellanos, al tiempo que se incrementaron los lentiscos y pinos.
La devastación agrícola y minera.
En cualquier caso, el recuento de árboles que se hizo en la provincia en 1748, (...) dio como resultado la existencia de casi 11 millones de árboles distribuidos entre encinas, álamos, nogales, fresnos, almeces, sauces, olmos, carrascas, robles, pinares, quejigos, madroños, alisos, acebuches y serbales. Por tanto, los bosques de Almería eran aún importantes a mediados del siglo XVIII. A partir de este momento la entrada del estado liberal puso en cultivo los terrenos comunales y el desastre no se hizo esperar.
Así, el alcalde de Dalías (1788) se expresaba en los siguientes términos, «...con motivo de que de algunos años a esta parte no ha quedado cerro ni maleza que no se haya metido en labor, las lluvias han arrasado y cubierto de escombros las haciendas...».
No obstante el mayor desastre estaba aún por llegar y tuvo su origen en la pérdida de las colonias americanas con sus ricas explotaciones mineras. Esto dio lugar a la búsqueda de nuevos recursos que compensaran las pérdidas, siendo la minería del plomo del Sureste Español la que se incentivó para equilibrar este déficit patrimonial.
(...)
La minería despegó con toda su fuerza en 1820 y en pocos años acabó con cualquier vestigio de árbol o matojo en las sierras almerienses. En 1834, los bosques se daban literalmente por arrasados en la provincia, pero aún quedaban troncos y raíces, llegando incluso a subastarse las cepas de encinas.
Aún sin árboles ni raíces, el arranque de la vegetación prosiguió y así, no teniendo ni madera ni hulla, las zarzas, matas y espartos servían de combustible. La masiva desaparición de la cubierta vegetal en un ecosistema ya de por sí muy frágil, dejó desnudos los suelos y aceleró su erosión bajo el régimen torrencial de lluvias de esta provincia (Madoz, 1845). Esta erosión hizo que los suelos perdiesen no sólo nutrientes sino también capacidad de infiltrar y almacenar agua, de forma que a los pocos días de la lluvia volvían a estar secos, lo que intensificó aún más la aridez e hizo que, en el mejor de los casos, las superficies se colonizaran de un matorral de baja cobertura adaptado a largos periodos de sequedad (tomillos,espartos, retamas, entre otras especies). No obstante, este proceso con algunas particularidades, se puede extender a todo el sureste peninsular, por lo que cabría preguntarse ¿Por qué es en Almería donde se considera que existe el único desierto de Europa? La respuesta a esta pregunta hay que buscarla también en las particularidades geológicas de la región. Un tercio de la superficie de la provincia está constituida por las denominadas Cuencas Neógenas que, desde hace 24 millones de años se fueron rellenando con sedimentos marinos. Las más recientes de estas Cuencas, como la de Tabernas, empezaron a rellenarse hace 11 millones de años y están constituidas por sedimentos sueltos susceptibles de ser fácilmente arrastrados por el agua de lluvia; lo que, unido a la desaparición de la vegetación y a las lluvias torrenciales, hizo que en estas zonas se erosionaran completamente los suelos y se excavaran grandes cárcavas y barrancos separados por laderas de fuertes pendientes.
En estas laderas, la erosión es tan intensa que no permite el enraizamiento de ninguna especie vegetal, por lo que están desnudas y dan al conjunto del paisaje el aspecto de desierto. A este paisaje se le denomina con el término anglosajón de badland, que en castellano se traduce por «malas tierras». (...)


PREGUNTAS:
1.- Define los términos subrayados del texto.
2.- ¿Qué cambios climáticos ha sufrido Almería durante los últimos 70.000 años?
3.- ¿Qué dos razones da el autor como responsables del aspecto desértico actual de Almería?
4.- ¿Cuánto tiempo paso desde que empezó el clima árido hasta que se desarrolló la cultura de Los Millares?
5.- ¿Qué especies abundaban en la provincia en la época de Los Millares? ¿Conoces sitios donde todavía estén?
6.- ¿Qué evento motivó el desarrollo de la minería del plomo en Almería?
7.- Busca en el texto efectos secundarios de la deforestación que ha sufrido Almería.
8.- ¿Por qué es en Almería donde se considera que existe el único desierto de Europa?
9.- ¿Qué efectos crees que puede tener el Cambio Climático actual sobre el paisaje de Almería?

2 comentarios:

  1. Desde la más absoluta ignoracia, estoy convencido de que este panorama es reversible, si bien se necesitaría el esfuerzo colectivo de todo el país. No solo es Almería, si miramos las montañas que rodean Ponferrada, vemos que no hay apenas árboles, están peladas y ahí si llueve. Lo mismo ocurre en multitud de parajes de la península. Si se empezaran a repoblar progresivamente esas zonas de norte a sur, con especies que generen riqueza, autóctonas y que no ardan como teas, en un par de generaciones volveríamos a tener la Hispania que decían los romanos en la que las ardillas podían atravesarla de norte a sur sin poner sus patas en el suelo. Si, por una vez, los políticos no tuvieran esa visión cortoplacista, nos encontraríamos con una actividad que generaría innumerables puestos de trabajo, llenaría los pueblos y dotaría de una riqueza y calidad a nuestras tierras que sería la envidia y el ejmeplo del mundo.

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  2. Desde la más absoluta ignorancia, estoy convencido de que este panorama es reversible, si bien se necesitaría el esfuerzo colectivo de todo el país. No solo es Almería, si miramos las montañas que rodean Ponferrada, vemos que no hay apenas árboles, están peladas y ahí si llueve. Lo mismo ocurre en multitud de parajes de la península. Si se empezaran a repoblar progresivamente esas zonas de norte a sur, con especies que generen riqueza, autóctonas y que no ardan como teas, en un par de generaciones volveríamos a tener la Hispania que decían los romanos en la que las ardillas podían atravesarla de norte a sur sin poner sus patas en el suelo. Si, por una vez, los políticos no tuvieran esa visión cortoplacista, nos encontraríamos con una actividad que generaría innumerables puestos de trabajo, llenaría los pueblos y dotaría de una riqueza y calidad a nuestras tierras que sería la envidia y el ejemplo del mundo.

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